Created October 13, 2023 by Ale Díaz Bouza
Desde pequeña, para Ana Laura Ruiz, ser escritora parecía una de esas profesiones en las que sueñan los niños. “No era consciente que se podía llegar a ser escritor como profesión real. Siempre me pareció como ser futbolista o cantante, vamos, algo imposible.”
Sin embargo, aquello que parecía tan alcanzable, ya lo está viviendo. Ha ganado dos premios— de Edebé México con Igor y el bosque fantasma y de la XXIV Edición del concurso “Facultad” 2020 de la Universidad de Jaén con la obra, ¡No me llames lelo! —y fue finalista del XX Concurso de Cuentos de la Ciudad de Marbella.
Y no ha parado desde entonces. En 2022 ganó una subvención del Ministerio de Cultura para seguir trabajando en una nueva novela juvenil titulada Miradas en Damasco sobre la experiencia del refugiado sirio.
Sin duda, escuchar a Ana es muy inspirador. Su caso no es el de otros escritores que siempre soñaron con crear historias para compartir. Entonces, si lo tenía como casi ilusorio, ¿cómo llego hasta aquí?
“Es que incluso a los 20 años, cuando entraba en una librería, siempre salía con un libro infantil en la mano. A mis amigos les llamaba mucho la atención,” explica.
Quizás la vocación ya vivía en su interior y llegó un momento que no podía silenciarla. Cuando trabajaba en la Facultad de Filología Inglesa en la Universidad de Jaén, veía personajes de libros más que personas. “Venían personas de tantas nacionalidades y al observarlos pasar, los convertía en personajes para una novela juvenil.”
El “por qué –cómo–cuándo” de cada escritor e ilustrador es único, pero en general, todos comparten los mismos retos: hacer tiempo, soportar el rechazo, la frustración de intentos fallidos…sin perder el ánimo.
A veces allí donde los quehaceres y planes de la vida se te complican, o te cierra una puerta… pues desde una ventana sientes un airecillo, una brisa que invita a la creación. Eso es lo que le pasó a Ana en 2015 cuando, después de una reestructuración en el departamento donde trabajaba, tuvo que reducir su horario a media jornada. Y se puso a escribir. Luego se quedó en el paro y decidió que esa ventana se podía abrir más y más.
Ahora el reto está en lo práctico, ¿dónde cabe en la agenda de la vida cotidiana de una madre de una bebe el tiempo para escribir? “Cuando ella duerme, yo trabajo. Quiere decir que me levanto muy pronto y me acuesto muy tarde. Pero también ayuda mucho la subvención para poner una disciplina y fechas.”
Ana admite que no es un camino fácil y a veces muy solitario, que muchas veces siente una sed de contrastar experiencias con otros escritores. También indica que no ha llegado hasta donde está sin los varios cursos y herramientas que le han impulsado a coger más ritmo en su labor.
Nos deja con algunas recomendaciones como el curso de escritura creativa de Patricia García-Rojo de la Universidad de Jaén. “Me permitió entender que la novela no nace sola, que hay técnicas como el mapa para organizar la trama, los personajes, etc.”
En el Taller de la Universidad Internacional de Andalucía en Huelva, aprendió cómo crear y gestionar los puntos de inflexión, giros y clímax. “El feedback que conseguí en aquel curso me sirvió para pulir Igor y el mundo fantasma,” señala.
Puedes visitar a Ana Laura Ruiz en Te sugiero un libro o en Úbeda, Jaén.